miércoles, 19 de junio de 2013

Lo que tengo detrás de mí.

Confieso que iba a escribir algunas soplapolleces sobre, literalmente, lo que tengo detrás de mí. Un profesor me lo recomendó para desarrollar soltura al escribir. Podría empezar hablándoos de la pared blanca y sosa que tengo detrás de mi calvo cogote. Ese blanco apagado con burbujas que hay en tantísimas paredes más interesantes que la de mi habitación en mi pìso de alquiler. Podría hablaros de mi armario, abierto de par en par, con mis pantalones cortos, mis camisetas de equipos de fútbol y mis jerseys, que desprenden un aroma de optimismo, porque hay que tener moral para pretender ponerse un jersey en Valencia en pleno Junio.

Lo que realmente me fascina de todo lo que tengo detrás de mí es el hecho de que sé sin mirar qué es lo que tengo detrás. Cómo en tan poco tiempo he conseguido memorizar todos los elementos de esta habitación. Pienso sobre la causa de este hecho y me doy cuenta de que no he tardado poco tiempo en memorizarlo todo. Conozco a la perfección todo lo que compone mi mundo porque siempre lo distribuyo de la misma forma, porque es lo que me funciona y lo que me resulta conocido, pero así sólo consigo caer en los mismos vicios de siempre y cometer los mismos errores. Quizá lo sabio no sea el miedo a lo desconocido. Quizá la actitud más sabia sea tener miedo a lo que nos es conocido.

A lo tonto no os he contado exactamente qué tengo detrás de mí. Pero os hacéis una idea, verdad?

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