Ya lo decía Tyler Durden: “Somos la mierda cantante y danzante del mundo” somos mierda, sí. Todos, sin excepción alguna, somos un conglomerado de frustraciones, traumas, filias, fobias, malas artes y otros deshechos de la condición humana, bueno, más que desechos son rasgos definitorios, pues lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de engañar, mentir, y, en general, de ser malvados. Ningún otro ser vivo de los que moran en nuestro amado y maltratado planeta tiene esa capacidad para ser destructivo con sus congéneres y el resto de especies. Lo que mueve a los animales a realizar sus acciones es puro instinto, lo que nos lleva a afirmar sin ningún atisbo de duda no hay mal en sus corazones. Todas las especies cumplen el ciclo de la vida, salvo la humana. Los animales y las plantas viven en armonía con el resto de la naturaleza, y diréis: “No! Estás equivocado! Lo que nos distingue de los animales y las plantas es nuestra inteligencia. ” Pues os diré que tenéis toda la razón. La inteligencia del hombre no solo nos ha proporcionado todos los avances y el dominio físico sobre el resto de especies, pero de una forma paradójica, somos los últimos seres vivos en dominio moral. Y encima nuestra soberbia nos lleva a decir que somos la especie superior, “Los elegidos de Dios” Manda huevos.
De todos los rincones oscuros de nuestra mente que he mencionado antes, hay unos cuantos que sobresalen y envuelven al resto: La falsedad, la hipocresía y la soberbia. Todas las personas somos falsas, soberbias e hipócritas en el momento en el que nos calificamos de buenas personas. ESO NO EXISTE. Y lo digo así, tal cual, sin cortarme un pelo. Nadie es bueno, y lo peor de todo, es que todo el mundo se empeña en serlo. Pues bien señoras y señores, ese es el peor pecado.
Me producen un odio y una repulsión permanente aquellas personas que pese a ser tan miserables como el resto, se empeñan en tapar su bajeza mediante engaños. Los seres humanos somos malvados, no me cansaré de repetirlo, y no hay engaño que valga. Todo termina saliendo, y es doloroso. Muchos afirman ser buenas personas, pero solo eso es un intento patético de autoconvicción para sentirse mejor con uno mismo.
Lo mejor que podemos hacer es no esperar nada bueno de nadie, Asumir a nuestro oscuro pasajero e intentar sacarle el máximo provecho para estar en paz con nosotros mismos y dejarnos de chorradas hipócritas sobre la condición humana.